Para los crepes:
2 huevos
1 vaso de leche
6 cucharadas de harina
1 cucharada de azúcar
1 cucharadita de sal
1 chorreón de coñac
Para el relleno:
1 tableta de chocolate con leche.
2 tabletas de chocolate blanco.
1 brick de nata para cocinar.
Nata montada.
Canela en polvo
Preparación:
Hacemos la masa de los crepes batiendo todos los ingredientes. Ponemos una sartén al fuego y echamos una puntita de la cuchara de mantequilla repartiéndola por todo el fondo. Echamos un poco de masa con un cazo de forma que salgan unos crepes pequeños (más o menos como el diámetro de una botella de vino normal) y que no sean muy gordos (poco a poco con la práctica le iréis cogiendo el truquillo). Cuando la masa empieza a levantarse, le damos la vuelta. Una vez hagamos todos los crepes (los que salgan con la masa que tenemos), los reservamos. Ahora derretimos el chocolate por separado añadiendo un poco de nata. Y finalmente, ponemos un crepe, y sobre él, una capa de chocolate blanco, otro crepe y una capa de chocolate con leche, y así iremos alternando hasta que tengamos nuestra mini-tarta. La última capa será de chocolate con leche y la pondremos haciendo zig-zag sobre el crepe. Para decorar, ponemos un poco de nata encima y espolvoreamos con canela.
Este fue el postre de nuestra comida de San Valentín, y si queréis una opinión sincera... ¡Está de muerrrrte!
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